(en invoquant à la folie)

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outre le monde, dans un autre lieu

miércoles, 25 de junio de 2014

LEVIATÁN

Las olas se rompieron formando el monstruo del sueño de una razón cualquiera. Ni el cielo ni la tierra podrían rebajarlo. Su sombra lo cubría todo y el miedo acechaba los pueblos y las ciudades. Lejos del consenso cada cuál se separó del resto en búsqueda de la supervivencia y las sociedades se disociaron quedando reducidas a un estado de nada. Parecía obra de algún Dios, de algún diablo. El miedo lo acechaba todo. Tormentas y temblores, gritos desesperados. Terror. Pero el monstruo no se movió, quedó abrumado en la contemplación de aquel alboroto. Pasó dias y noches observando, su vista alcanzaba todo. Una noche se sentó, pero nadie se sentía tranquilo bajo el cobijo de aquella sombra nauseabunda. Aquél Leviatán no parecía de ningun modo inofensivo, sin embargo, pasados los días amaneció riendo con desparpajo y volvió a las profundidades del océano. Se convirtió en tierra y espuma. No dijo que se marchaba ni si volvería. Las personas volvieron a sus tierras, y entonces, todo cambió. Hubo quien dejó su casa, hubo quién la quemó. Alguno que otro declaró miedos y amores inconfesables y más de uno zarpó insatisfecho, en búsqueda de nuevas gentes y razas. Del polvo naciste, y en polvo te convertirás.

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